El INADI es un polvorín desde por lo menos junio de 2011, cuando hubo una riña política entre Claudio Morgado y María Rachid, ocasión que terminó con la intervención del organismo en el gobierno de Cristina Kirchner.
El INADI podría ser un Instituto mucho más amplio en su función, pero termina disminuido y en los gobiernos populistas parece más una pequeña tanqueta batalladora de ideología en donde se protegen a determinados colectivos en desmedro de otros.
En realidad, las intervenciones en el INADI no tienen sentido porque debiera ponerse en funcionamiento los mecanismos que establece la ley 24.515, que dice que el Congreso debe enviar una terna al Ejecutivo para su designación por cuatro años de un presidente y un vice.
Al asumir Alberto Fernández la presidencia, hace ya más de tres años, sonó fuerte para la intervención el diputado del Pro, Daniel Lipovetzky, que en ese entonces dejaba la banca de diputado nacional para ocupar una de diputado provincial electo por la Séptima Sección Electoral (centro de la Provincia de Buenos Aires), en esos clearing increíbles que suele tener la política cuando legisladores que no pueden salir por sus distritos, en este caso La Plata, lo hacen por otros lejanos que en muchas ocasiones ni siquiera conocen.
Pero la cuestión que en noviembre de 2019 sonaba el nombre de Lipovetzky en las usinas kirchneristas con la idea que tendría el gobierno que estaba por asumir de presentar algunos referentes que tenían una agenda similar pero eran de otro espacio. Así es como Ricardo Alfonsín terminó en la embajada en España y se pensaba en “Lipo” para ese organismo.
El perfil de Lipovetzky les cerraba a los kirchneristas sobre todo luego de su actuación como abanderado de los “pañuelos verdes” o sea en defensa de la legalización del aborto, y otras cuestiones.
Y también le cerraba al “albertismo” porque se evitaban nombrar a un extremo como por ejemplo a Victoria Donda, de Libres del Sur, quien finalmente fue la que ocupó la silla hasta hace algunos días en donde la estaban por echar y ella anticipó la jugada con su renuncia.
Sin embargo otros K también miraban con cierto recelo diferentes actitudes del legislador del Pro, como por ejemplo la Ley de Alquileres que es de su autoría y hoy terminó sepultando el mercado de alquileres afectando seriamente el bolsillo de los inquilinos y dejando sin demasiado entusiasmo para ofertar inmuebles a los propietarios.
Entre los K hay admiración por “Lipo” casi tanto como por “Ricardito” Alfonsín, e incluso también tenían su debilidad por el diputado radical y precandidato presidencial Facundo Manes. Esos tres dirigentes siempre estuvieron en el radar K de paladar negro para tratar de incorporar como aliados estratégicos.
Por estos días, Lipovetzky, que como se decía fue electo como diputado provincial por la Séptima Sección Electoral, centro de la Provincia, busca dar pelea por la intendencia platense por el Pro, cada vez que puede, ácidas críticas contra el intendente Julio Garro, quien ya anticipó que va por un tercer período.
En las usinas del Pro dicen: “no entendemos como este tipo vino electo de otra sección electoral, desembarcó en la Ciudad aunque es cierto que es platense de nacimiento, pero se la pasa todo el tiempo esmerilando la gestión de Garro, que viene siendo el intendente electo por el Pro hace siete años y ahora va de nuevo por un tercer mandato con altísimos índices de aprobación”.
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