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FRANCO RINALDI: DEMOCRACIA, REPRESENTACIÓN Y LIBERTAD

Argentina es un país que ha ido degradándose constantemente hacia niveles de turbulencia políticas que ningún otro país de la región tiene hasta el momento. Sin embargo, estas turbulencias se ven acrecentadas producto del año electoral. Los cierres de lista son, generalmente, muy erosivos para un sistema político que demuestra estar cada vez más lejos de los problemas de la sociedad. Podemos mencionar el caso de Javier Milei (pre-candidato a Presidente) envuelto en la polémica por la venta de candidaturas, la cuestión de la residencia de Jorge Macri (pre-candidato a Jefe de Gobierno porteño) y los polémicos dichos de Franco Rinaldi (pre-candidato a Legislador porteño). Este último punto es el que ha despertado en mi algunas reflexiones que pretendo poner sobre la mesa a continuación. Demás está decir que el presente está lejos de hacer cualquier tipo de valoración sobre lo que el candidato ha dicho. En todo caso, el fin es analizar la concepción de la democracia representativa y el intento de bajar la candidatura de Rinaldi por parte de los distintos frentes que componen Juntos por el Cambio.

En términos académicos, cuando hablamos de Democracia estamos haciendo referencia a un sistema integral de condiciones -derecho al voto, derecho a ser electo, derecho de los líderes a competir por el voto, elecciones libres y justas, libertad de asociación, libertad de expresión y libertad de prensa- que deben estar garantizadas y que la simple falta de una de ellas es suficiente para entrar en el terreno de una forma de Gobierno no democrática. Nótese aquí que existe íntima relación entre la Democracia y la Libertad pues en la medida en que el sistema de libertades es restringido la calidad democrática se pierde. Nótese también, que implícitamente el concepto de representación se encuentra íntimamente relacionado con el de Democracia. Ello se debe a que para ejercer los mecanísmos indirectos democráticos es necesaria le existencia de un Otro que cumpla el rol de representante. Sartori dice que “una persona podría sentirse mejor representada cuando el representante es como él, alguien que actuaría como él porque, justamente, es como él”; es decir, uno elige en la medida en que exista Otro que se le presente como semejante.

Lo anterior nos permite inferir que para que exista realmente una representación entre gobernado y gobernante deben estar garantizadas las condiciones democráticas en su totalidad; es decir, estamos validando, por un lado, que el representado tiene derecho a votar a aquel representante que le sea más semejante y, por otro, que para lograr dicha semejanza es indudablemente necesario que el representado pueda ejercer completamente su libertad de expresión antes, durante y después de ejercer su cargo público. Dicho en otros términos, el votante debe tener la libertad de poder elegir a su gobernante y este debe gozar de la libertad de poder expresarse como quiera dado que esta es la única forma para saber a quién va a votar, qué es lo que va a votar y, por el contrario, a quién no va a votar y qué es lo que no va a votar. Ello se desprende de que uno de los beneficios de la Libertad es que permite obtener resultados deseables para que sigan replicándose, pero también resultados no deseables para que no sigan replicándose. En definitiva, cuando se regula el qué decir y cómo decirlo, o se intenta bajar la candidatura (como es en el caso de Rinaldi), se vulnera el derecho del votante identificado con su semejante y, más importante aún, el tipo de representante con el cual se identifican los ciudadanos.

Aquí viene el punto en cuestión: ¿Quién es Maria Coletta, además de la Presidente de la UCR en CABA, para exigir que se baje la candidatura de un pre-candidato de su espacio? ¿Acaso no es una representante más, elegida por quienes se sienten representados por ella? ¿Por qué en nombre de la pluralidad, el respeto y la tolerancia tiene la potestad de suprimir la libertad de expresión de aquellos que dicen cosas que no son de su agrado? ¿En todo caso no debería ser el voto de la gente el que valide si está o no de acuerdo con lo que Franco Rinaldi representa, dice o hace? Afuera quedan los medios de comunicación de esta nota. Pero sería interesante analizar su rol a la hora de cancelar determinados discursos. Sobre todo cuando, por definición, los medios de comunicación deberían ser de los lugares con mayor pluralidad de voces, algo que es autoevidente que no es así desde ya hace mucho tiempo.

Cabe destacar que no soy votante de Franco Rinaldi, ni de su espacio. Sin embargo, considero que el último lugar donde debe recaer la responsabilidad de qué se debe decir y cómo se debe decir es en políticos que han mostrado innumerables muestras de no representar las demandas sociales y que cuando nuevas figuras se suman para ampliar la oferta electoral, indistintamente del color al que se sumen, son resistidos por los que se sienten cómodos con la Argentina que existe.

¿Yo? Argentino.

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