La Selección Argentina ha estado enviando implícita y explícitamente una gran cantidad de mensajes a la sociedad. Mensajes que, lamentablemente, no han sido capitalizados políticamente por la Derecha de nuestro país pero que, por el contrario, sí fueron leídos por aquel sector del arco político ubicado del centro hacia la izquierda dejando al descubierto una clara incomodidad con ello.
Honestamente, he querido hacer un video en mi canal de YouTube hablando sobre este tema, pero una ola de emociones me atropella al hablar e impide que mis cuerdas vocales articulen de forma correcta produciéndose lo que comúnmente se conoce como “quiebre de voz”. De todas formas, no quiero dejar pasar la ocasión y reivindicar aquello que en estos días está puesto sobre el ojo de la crítica.
A lo largo de los últimos años, más precisamente desde la asunción de Lionel Scaloni como DT, la Selección Argentina ha estado enviando implícita y explícitamente una gran cantidad de mensajes a la sociedad. Mensajes que, lamentablemente, no han sido capitalizados políticamente por la Derecha de nuestro país pero que, por el contrario, sí fueron leídos por aquel sector del arco político ubicado del centro hacia la izquierda dejando al descubierto una clara incomodidad con ello. Basta con recordar las palabras de aquel periodista de la TV Pública en la que llamó “desclasado” a Lionel Messi por no querer ir a la Casa Rosada para que Alberto Fernández tuviese la “foto política” que si tuvo Mauricio Macri en los premios “The Best”. Aquella rotulación es entendible desde la filosofía de Platón en la que cada persona nacía con un alma (oro, plata o bronce) y ella acompañaba al ser durante toda su vida; es decir, que si uno nacía con alma de bronce –pobre- moría siendo alma de bronce, pues en su filosofía no existía la ascendencia estamental -hoy entendida como clase social-. De forma análoga, se puede decir que Messi es un “desclasado” dado que nació en condiciones bastante difíciles respecto a su salud y situación económica, pero la obtención de la Copa del Mundo y la negativa de juntarse con el presidente de la “masa popular” lo coloca “por fuera” de esta rotulación; es decir, abandona su “alma de bronce” que le es dada como condición inicial.
¿Cuántos mundiales jugó Messi hasta consagrarse campeón del Mundo? ¿Cuántos años se entrenó para llegar en forma a una de las competencias más exigentes del deporte? Las mismas preguntas son válidas para el resto del plantel. ¿Pero Scaloni? ¿Es aquel DT joven e inexperto del que todos hablan? ¿Cuántos años fue jugador profesional? ¿Cuántos años fue parte del seleccionado argentino como jugador? ¿Cuántos años fue parte del cuerpo técnico de la Selección Argentina hasta transformarse en el DT y ser campeón del Mundo? Por supuesto que, en términos relativos, es menos experimentado que otros, pero llamarlo “inexperto” anula todo el proceso previo que ha vivido como parte de su formación; primero, siendo jugador de futbol profesional y, después, como integrante del cuerpo técnico del Sevilla hasta ser el DT de la selección juvenil Argentina Sub-20 con la que se consagró campeón en España.
Detrás de lo anterior se esconden historias de superación, de trabajo, de esfuerzo y de constancia. Años de sacrificios con errores, aciertos, con pequeñas victorias y grandes derrotas, que terminan, poética y literalmente, con la obtención del trofeo que todo jugador profesional de futbol quisiera ganar. Aquí está la clave. Lionel Messi, así como el resto de los jugadores del plantel campeón, ya no pueden ser colocados como aquellos que “lo han intentado y han fracasado” porque “lo han intentado y lo han logrado”. El mensaje cambia radicalmente por el simple hecho de reconocer que al final de un proceso de trabajo el mérito está presente. Y, justamente, esto es lo que incomoda a la izquierda. Asumir el triunfo de la Selección Argentina es asumir, por sobre todas las cosas, que para todo aquel que se compromete con un objetivo, y trabaja en función de ello, al final del camino encuentra su recompensa.
Dentro de aquellas historias que involucran a cada uno de los jugadores del plantel no solo hay hechos que marcan la vida, sino que hay personas que componen el núcleo duro del ser humano: las Familias. Ellas están presentes en todo momento, sobre todo en los más duros. Estuvieron en la Final del 2014, en Rusia 2018, en la Copa América del 2021 y en la Final del 2022 ¿Messi habría sido perseverante en la búsqueda de aquello que él “tanto se merecía” si no hubiese tenido a su Familia detrás como apoyo emocional? ¿Qué hubiera sido del resto de los jugadores? Y nótese que esto no es siquiera una cuestión forzada por mi opinión, sino que está a las claras de los hechos. ¿Qué fue lo primero que buscó Lionel Messi cuando Montiel terminó de estallar la pelota contra la red? ¿Quiénes fueron los que entraron al terreno de juego después de la ceremonia de premiación? La imagen más explícita de lo fundamental que es la existencia de las Familias es a gritos la foto que encabeza esta nota. La Familia como sostén fundamental en el desarrollo de sus integrantes. Con Familias fuertes, el desarrollo de la vida tiene un fin tan autoevidente como el que se ve en la imagen.
¿Pero siendo esto tan autoevidente por qué no fue capitalizado? Aquí está esa poca picardía política que tiene la Derecha Argentina, y también a nivel general, que es la falta de viveza a la hora de comunicar políticamente. Y, en algún punto, sin pertenecer activamente a ningún espacio político, esta nota tiene la pretensión de comunicar aquello que se es dado por evidente y no se ha comunicado –valga la redundancia- políticamente.
Sobre todo, esta comunicación debe ser dada; por un lado, a aquellos que han perdido la esperanza en la elección de métodos para obtener resultados y; por otro, a los más chicos que están en su etapa de formación y elección de caminos, para mostrarles que si uno trabaja constantemente y se apoya en su Familia obtendrá justos y mejores resultados que aquellos que buscan hacer las cosas a costa del resto.
VIVA LA SCALONETA
VIVA ARGENTINA
